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Para la directora del CNIO, María Blasco, “además de la innovación es importante implantar la perspectiva de género en el centro”

En el marco de la semana que Radio Pinoso está dedicando al Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, la emisora municipal ha entrevistado a una de las mujeres más destacadas del ámbito científico en nuestro país, María Blasco Marhuenda, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas desde 2011, centrada en el estudio de la relación de cáncer y envejecimiento, divulga todo ese conocimiento que atesora para darlo a conocer a todo el mundo.

Nacida en la pedanía alicantina de Verdegás, cursó la carrera de Biología en la Universidad de Valencia, completando su especialización en Biología Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid. Allí comenzó a trabajar en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y realizó su tesis doctoral con Margarita Salas, pionera en biología molecular en España. Después marcharía a Nueva York y en el laboratorio Cold Spring Harbor estuvo con Carol Greider, que en 2009 recibió el premio Nobel en Medicina y Fisiología, por sus descubrimientos sobre la telomerasa.

Según ha explicado en la entrevista, la telomerasa es una proteína que alarga unas estructuras que hay al final del material genético del DNA, los telómeros, que van haciéndose cada vez más cortos a medida que envejecemos. La telomerasa es capaz de dar a las células la capacidad de reproducirse más veces, retrasando su envejecimiento y ayudando a frenar la progresión de enfermedades degenerativas.

Según comenta, “todavía queda mucho por hacer sobre la presencia de la mujer en el ámbito científico, aunque curiosamente, en el campo de investigación sobre la telomerasa la mayoría somos mujeres y los descubrimientos más importantes llevan firma femenina”. De hecho, recuerda que “la científica Elizabeth Blackburn fue la primera persona que aisló los telómeros, y junto a Carol Greider descubrieron la telomerasa, lo que les valió el premio Nobel de Medicina y Fisiología por estos descubrimientos”.

Para ella, en algunas carreras como las de biomedicina (medicina, biología, farmacia, biotecnología, etc.) hay más mujeres que hombres, pero el problema es que los laboratorios y la mayor parte de los grupos de investigación están dirigidos por hombres.

En el CNIO, que Blasco dirige desde 2011, “el 70% del personal investigador somos mujeres. Es decir, la investigación biomédica de frontera está hecha por mujeres y hemos logrado que este centro sea un lugar de nivel internacional, muy alto. Continúa siendo uno de los mejores centros de investigación del cáncer de todo el mundo, estamos los segundos de Europa, detrás del Centro Nacional del Cáncer de Holanda, y nos encontramos entre los 10 primeros de todo el planeta en investigación del cáncer”.

María Blasco pone “especial énfasis en la innovación, convirtiendo los descubrimientos más básicos en aplicaciones, tenemos muchos acuerdos de colaboración con la industria farmacéutica y se han generado nuevas compañías de biotecnología”.

Pero además de la actividad de innovación en el CNIO, para ella ha sido importante implantar la perspectiva de género en el centro. “Tenemos una oficina de mujeres y ciencia desde el 2012, hemos hecho muchos cambios estructurales en el centro, tenemos una jornada laboral continúa, horarios que no son excluyentes, con la conciliación de la vida familiar y el teletrabajo desde antes de la pandemia. Me he propuesto facilitar que más mujeres decidan dar todos los pasos de la carrera investigadora hasta llegar al más alto, que es dirigir su propio equipo de investigación” asegura Blasco.

Aun así, para ella, “mientras en el poder haya una mayoría de hombres será siempre más difícil que una mujer llegue arriba. Hace falta que haya al menos un 50% de mujeres en los puestos de responsabilidad”.

Sobre el cáncer, el mayor factor de riesgo está en cumplir años y envejecer, porque asociada a la vida está la acumulación de errores en nuestro material genético. Ahí está la causa del cáncer, pero también influyen los hábitos de vida y las maneras de vivir, que pueden aumentar los riesgos de tener un cáncer. Por ejemplo, fumar incrementa la cantidad de mutaciones que se acumulan a nuestro material genético, y también puede ocurrir cuando la persona está expuesta a sustancias tóxicas que puedan estar al puesto de trabajo, la contaminación, etc.

Para Blasco, el cáncer es una enfermedad que, si se detecta a tiempo, cuando aún los tumores son pequeñísimos, realmente se puede eliminar con una cirugía. Por eso es muy importante el empleo de todas las técnicas de detección temprana. El problema es cuando el tumor crece y se detecta cuando ya es muy grande, peor si ya se ha expandido por otros órganos, lo que se llama metástasis. Entonces ya es muy difícil el tratamiento, porque son células con muchas alteraciones.

“Solo cuando entendamos exactamente por qué se produce la metástasis y de qué manera seremos capaces de bloquearla. El CNIO ha apostado por su estudio estos últimos años, pero también es muy importante investigar el papel del sistema de defensa del organismo, el sistema inmunológico, entender el cáncer de una manera global y disponer de investigaciones basadas en los big data”, comenta Blasco.

Sobre la temida quimioterapia, aunque la clásica sí que era agresiva y estaba principalmente destinada a matar a todas las células que se multiplicaban, con efectos muy tóxicos, “ahora las hay mucho más precisas y pueden ir dirigidas a una proteína concreta que está alterada en el tumor” según explica la bióloga molecular.

Además, este año, con la Covid se ha demostrado el relevante papel de la ciencia en la resolución de nuevos retos, con las vacunas tan rápidas que se han creado. Para ella, aunque la gente en general aprecia a los científicos y tiene una buena opinión de ellos, no conoce su trabajo y su necesidad de financiación. “Con la pandemia hemos visto lo rápido que responde la ciencia. La importancia de disponer de un aparato científico internacional funcionando ha permitido encontrar rápidamente una vacuna, porque las primeras están basadas en el RNA. Al poco de empezar la pandemia ya estaban probándose en humanos. Ahora ya están aprobadas y está tratándose a millones de personas en todo el mundo” explica la directora del CNIO.

Blasco espera que esta visibilidad que tiene la ciencia ahora se traduzca en un mayor apoyo a la investigación, porque “España no se puede quedar fuera del futuro, y el futuro del planeta depende de los avances que hace la ciencia”.

 

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